jueves, 24 de enero de 2008

Prólogo (Pág. 6)

poseía movimientos tremendamente ágiles en el combate cuerpo a cuerpo. Era apuesto, viéndolo desde el punto de vista de los esturos, que ya de por sí eran tremendamente bellos para los demás seres. Tenía el pelo corto y algo enmarañado, y sus ojos eran de un iris color azul oscuro muy luminoso de mirada profunda. Dos tatuajes imperceptibles, salvo con magia, bajaban a cada lado de los musculosos brazos y semejaban extremidades acabadas en garras de felino que terminaban en la parte posterior de la punta de sus dedos. Tenía otras dos extremidades dibujadas en cada pierna que terminaban exactamente igual. Iba vestido con una blusa estrecha de color blanco y pantalones ajustados pero de color negro, con bordes plateados en ambos. Sin embargo su piel era más clara que la de los demás, por eso de pequeño fue capricho de burlas e insultos, llegándole a llamar mestizo. Se rumoreaba incluso que su padre no era esturo.

-No se qué podemos hacer. Estamos en una situación desesperada por culpa de unos canallas que solo ansían poder y gloria, y no caen en la cuenta de que la verdadera gloria se alcanza con la justicia, creando una unión y viendo crecer fortalecido a tu pueblo, sólo así te recordarán para siempre, maldita sea. Sucios bastardos, ¡ojalá se pudran en el infierno para toda la eternidad! Y si no es así juro que yo mismo les arrancaré los ojos después de que vean derrotado a su nuevo Dios -de repente el anciano rey puso los ojos en blanco y comenzó a dar bocanadas al aire. Se sujetó a uno de sus súbditos débilmente con una mano mientras que con la otra se agarraba el pecho…

-¡Heléanos, viejo amigo!, ¡qué te pasa! Rápido Garón, trae un poco de agua. Valdorán ayúdame a tumbarle en la cama y tú, Lalos, acerca ese viejo trapo sucio y dale un poco de aire -todos enseguida reaccionaron a las órdenes de Maleos.

Prólogo (Pág. 5)

pero, a menos que utilicemos la magia e intentar transportarnos, como sugiere Maleos, no veo mejor solución.

-Pero mi rey, no podremos trasladar a todos sólo nosotros, las mujeres son fuertes pero muchas han perecido. Los ataques de esos traidores han hecho efecto en nuestros seres queridos, por no hablar de los niños, ellos no saben utilizar su mente, tendríamos que empezar por ellos, pero seguidamente deben viajar sus madres para cuidarlos, y para cuando consigamos todo eso no nos quedarán fuerzas suficientes para los demás, y ya no estarían con nosotros la mayoría de ellas. Tampoco sabemos si los adolescentes podrán soportar tan pesada carga, han trabajado duro ahí arriba y están agotados, yo mismo estoy agotado. ¿Y qué hay de nuestros compañeros en los demás barcos?, debemos ponernos en contacto con ellos de alguna forma, pero aunque lo consigamos creo que somos insuficientes -el tono de Lalos era calmado pero con un ligero atisbo de desesperación.

Todos le miraban atentamente, aunque no quisieran reconocerlo sabían que tenía razón. Era joven aún, joven para la edad de los esturos, pero tenía la mente muy clara y abierta, por ello le dedicaron un lugar privilegiado en la corte. Había vivido lo suficiente como para tomar responsabilidades. Su experiencia en los distintos viajes realizados, ya fuera en cacerías, en mar o en tierra junto a su príncipe, le hacía un contrincante difícil de batir. Y desde pequeño tomó conciencia del estudio de los libros antiguos, pues sabía que un buen rey no era el más fuerte o el más listo, sino el que aportara las soluciones más justas a problemas de diversa índole, y qué mejor experiencia que la de su propia historia. También tenía que ser fuerte, claro, y entrenó muy duro tanto física como mentalmente. Manejaba la espada con destreza con ambas manos, y su puntería con la lanza o el arco era muy precisa, además

Prólogo (Pág. 4)

abatido-. No veo, señores, el modo de salvar a nuestro pueblo con tremendo enemigo siguiendo nuestros pasos y de un modo tan indefenso.

Los cinco allí reunidos eran altos cargos de la nobleza, además de Heléanos, Rey de los esturos, y Lalos, consejero del reino, se encontraban en la sala Garón, Maleos y Valdorán. Cada uno desempeñaba un puesto similar dentro del consejo pero eran los Superiores en sus diferentes funciones, Valdorán del ejército y la defensa, Maleos de la medicina y los poderes mágicos y Garón de las artes tales como artesanía, arquitectura, agricultura, ganadería o pesca.

-Sigo pensando que la mejor solución es utilizar la magia para salir de este antro y pisar tierra firme -dijo Maleos.

-Pero, ¡como vamos a conseguirlo! por todos los dioses, Maleos -replicó Garón-. Aunque pudiéramos reunir suficiente poder, cosa que veo casi imposible, dónde lo concentraríamos, estamos a más de trescientas leguas de la costa y sin rumbo fijo, por ahora no nos hemos topado más que con agua salada, ni un pájaro, ni un pez, ni nada que nos indique que hay vida, sólo lluvia, truenos y sombras, y no parece que vayamos a cambiar nuestra suerte. Necesitamos un punto fijo en el que pensar, o tierra firme en que nos podamos apoyar, pero no sabemos si ahí fuera hay algo más, ninguno de nosotros se ha adentrado jamás tan lejos en el mar.

-Calma compañeros, debemos tranquilizarnos e intentar razonar con serenidad pues el futuro de nuestro pueblo está en nuestras manos -apuntó Valdorán-. Para mí es igual de duro decidir sabiendo que si fracaso mis propios hijos morirán bajo las aguas, por eso debemos sopesar diferentes salidas, tiene que haber alguna…

-Quiero pensar que estás en lo cierto Valdorán, y no deseo otra cosa que encontrar un camino a la supervivencia,

Prólogo (Pág. 3)

de mirar al cielo, esas sombras nos siguen de lejos y no creo que vayan a cejar en su empeño de alejarnos cada vez más de la costa. Además, cada vez que intentamos virar ligeramente un rayo nos alcanza y tememos que llegue a incendiar el barco. Nos llevan rumbo oeste vete a saber donde. Los demás parecen tener los mismos problemas que nosotros, incluso me cuesta saber dónde están situados, suponiendo que sigan a flote…

-Sí, lo hemos visto, mi querido Lalos -dijo un hombre alto pero algo encorvado. Llevaba el pelo largo y tenía algunas entradas en el cuero cabelludo que no se dejaban ver gracias a la corona en forma de diadema que rodeaba la frente y la parte posterior de la cabeza, de la que sobresalían dos pequeñas alas plateadas en los extremos y un cuerno dorado centrado al frente. Sus ojos eran de un gris mortecino que dejaba entrever que pertenecían a alguien de cierta edad a pesar de ser un esturo. Su túnica plateada con ribetes dorados y azules en los bordes y cuello estaba sucia y hecha jirones donde rozaba en el suelo de madera, y en su cinturón colgaba un bastón de medio metro de largo hecho en oro, con runas dibujadas en plata que recorrían éste dándole una magnificencia notable. Los extremos acababan en dos puntas de flecha también plateadas en cuyos centros se engarzaban sendos zafiros negros completamente lisos. El encargado de llevar el Cetro de Oro era el Rey de los Esturos, y lo iba pasando de generación reinante en generación reinante puesto que no seguían una línea de descendencia directa como en cualquier otro reinado, sino que el reinado pasaba al más anciano y sabio de todos. Ahora era el turno de Heléanos.

-Llevamos toda la noche mirando por la ventana y no hemos notado prácticamente cambio alguno al llegar el alba. Seguimos debatiendo nuestro destino, dentro de las pocas posibilidades que nos ofrecen, y seguimos sin ver un final feliz -dijo sentándose en una de las carcomidas sillas

Prólogo (Pág. 2)

par de semanas y miedo por lo que les quedara por vivir, si es que lo hacían.

El contramaestre se dirigió al fondo del destartalado navío por un estrecho pasillo alumbrado sólo por un par de lámparas rotas, apoyándose en las pegajosas paredes de madera por el continuo y desesperante bamboleo que provocaba el enrarecido oleaje, y se encontró con una puerta cerrada en la que se escuchaban varias voces acaloradas.

-Mi Señor, ¡tenemos que hacer algo urgentemente! No nos quedan víveres, no para tantos como somos, y el agua dulce empieza a escasear también, debemos tomar una determinación o todos pereceremos en este asqueroso barco -alzó la mano con rabia intentando atrapar a varios bichejos que merodeaban alrededor suyo.

La sala era muy pequeña, bastante desordenada y sucia, claro que dadas las circunstancias daba exactamente igual, por lo menos era suficiente para poder debatir ciertos problemas de urgencia extrema sin que los demás pudieran oírlos y así no transmitir su grave preocupación. La escasa luz que emitía un candil viejo encima de una mesa tambaleante y corroída por las carcomas, un par de sillas igualmente destartaladas, y un pequeño catre hundido y lleno de pulgas era toda la decoración del cuartito, y desde luego no era digno de un rey, ni mucho menos.

-Sí, ya lo sé, no hace falta que me lo recuerdes, te olvidas que yo también cargué las provisiones -se oyeron dos leves toques en la puerta-. Ese debe ser Lalos, ¡adelante! -voceó el personaje.

-Que la paz vuelva a reinar -dijo Lalos cerrando la puerta tras entrar, un saludo tristemente inventado tras los recientes acontecimientos-. Mi señor, supongo que habéis echado un vistazo al día, si es que se puede llamar así, allí arriba la tempestad nos puede, los hombres están cada vez más débiles y con la moral por los suelos, además no dejan

Comienza una nueva aventura!!

Muy buenos días, o buenas tardes, o ya buenas noches...

Aquí os traigo una pequeña parte de mí, aún inacabada, pero con ganas de salir adelante.

Todo comenzó un día hace muchos, muchos años, cuando dos chavales de 15 años hablaban, sobre sus bicis a las 8 de la tarde de un frío día de invierno, de un mundo maravilloso, habitado por seres increíbles de los que mi/nuestro querido Javier Fernández Jiménez tenía llena la cabeza.
Y tal es así, y gracias a la propia insistencia de Javi y a su constancia en la creación de dicho mundo, que me he visto inmerso dentro del mismo casi sin darme cuenta...

Por eso os traigo hoy estas páginas de una idea inacabada, que algún día (o eso espero, jeje) llegue a dar a luz de una vez por todas. De momento serán 8 capítulos (unas 100 páginas, formato libro) pero espero pronto poder continuar con mi obra, y deseo que vosotros que al fin y al cabo sois para los que se está escribiendo, me ayudéis en lo que creáis conveniente, dudas, sugerencias, críticas de todo tipo (a poder ser respetuosas, xDD), imágenes, dibujos, lo que queráis o se os ocurra...

Seguro que con vuestra ayuda me devolvéis la ilusión que tenía hace poco más de 1 año cuando empecé esta aventura, y que por supuesto irá dedicada al creador de todo esto, Javi.
De corazón, espero que os guste...

Y para abrir boca las 6 primeras páginas del Prólogo. En unos días más... ;-)